La diferencia entre impacto y alcance radica en que el alcance indica cuántas personas son tocadas por una iniciativa, mientras que el impacto muestra los cambios reales que ocurren en sus vidas como resultado de esa intervención. Aunque ambos conceptos son importantes, entenderlos y diferenciarlos es crucial para diseñar, implementar y evaluar proyectos sociales efectivos.
El impacto mide el cambio profundo y sostenible que ocurre en las vidas de las personas gracias a la intervención. Responde a la pregunta: ¿qué mejoramos?
Por ejemplo, una campaña de sensibilización sobre la importancia del agua potable dirigida a 50.000 personas puede generar que 10.0000 de ellas comienzan a utilizar filtros de agua o toman medidas concretas para mejorar la calidad del agua en sus hogares. Ese sería el impacto del programa.
El impacto se enfoca en la transformación: en los comportamientos, conocimientos, condiciones de vida o incluso en el entorno de las personas.
El alcance se refiere a la cantidad de personas, comunidades, organizaciones o entidades que interactúan con las actividades de una intervención. Responde a la pregunta: ¿A cuántas personas llegamos?
En la misma campaña de sensibilización sobre la importancia del agua potable, el alcance fue de 50.000 personas porque ese es el número de personas que participaron. Sin embargo, este dato por sí solo no indica si esas 50.000 personas realmente cambiaron sus hábitos o adoptaron medidas para mejorar el acceso a agua limpia.
El alcance es útil para medir la extensión de una intervención, pero no garantiza que se hayan producido transformaciones significativas.
Aunque diferentes, ambos conceptos pueden complementarse para maximizar los efectos de un proyecto. El alcance es la base para que ocurra el impacto: si no llegamos a suficientes personas, es poco probable que generemos cambios significativos.
Sin embargo, priorizar solo el alcance puede ser un error. Un programa que llega a miles de personas pero no produce ningún cambio tangible no está cumpliendo su propósito final. La clave está en encontrar un poco de ambos: alcanzar a muchas personas y, al mismo tiempo, generar transformaciones significativas en sus vidas.
Eso sí, en el ámbito del impacto social, el impacto siempre debe ser el objetivo principal. El alcance es una herramienta para llegar al cambio, pero el verdadero éxito de una iniciativa se mide por su capacidad de transformar vidas. En cierto modo, el alcance mide la cantidad, mientras que el impacto mide la calidad.